Las Redes Sociales no son un vertedero de insultos e infamia
Dicen muchos
que, en días como ayer, en los que a la sociedad se le remueven las entrañas,
por sucesos como el del pequeño Gabriel -Descansa en Paz-, las redes sociales
(y en especial Twitter) son un vertedero asqueroso lleno de infamias y
brutalidades a los que sería mejor poner el candado, y, quien sabe, quizá para
siempre.
Lo niego
rotundamente. Resulta muy fácil echar la culpa a una herramienta más,
probablemente la más importante de nuestra vida virtual-cotidiana, sin ir más
allá.
Es cierto y
evidente, que muchos seres buscan trepar entre la carroña para ganar
notoriedad, visitas, o quién sabe qué, en días duros como el de ayer, pero no
debemos quedarnos con la resolución más cómoda, es necesario ver más allá.
Las redes
sociales, como cualquier otro tipo de herramienta, y de cualquier índole, nos
ofrecen multitud de recursos, pero como casi todo, también resultan un arma de
doble filo.
Como digo,
lo menos dificultoso es echar pestes sobre la existencia de estas herramientas
en sucesos de duro calado, pero lo válido, es pensar con más profundidad.
Por ejemplo,
resulta evidente la utilidad de los automóviles hoy en día: nos permiten
realizar desplazamientos lejanos en un tiempo muy pequeño, llevar con nosotros
una gran cantidad cosas que podamos necesitar, llevar a nuestra tía Canilda al
médico… etc.
Sería
injusto pensar que, como hay gente que utiliza los automóviles a 180 km/h por
carreteras a las que hay que ir a 50 km/h, los coches son un invento maléfico.
Pues bien,
considero que con las redes sociales ocurre lo mismo. No podemos decir que las
redes sociales son malas en sí mismas, en días en los que se dan sucesos
macabros, sino que malos son los usos que les damos nosotros mismos.
Por lo
tanto, la conclusión es que es necesario centrar los esfuerzos en ignorar y
aislar a aquellos que se sirven de la bajeza moral para hacer su negocio, y no
centrar nuestros enfados en la herramienta en si misma.
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