La importancia de las Redes Sociales en el e-Commerce
Uno de los grandes mercados emergentes es el del comercio digital, al que cada día en mayor medida
pequeñas, medianas y grandes empresas dan más importancia. Dentro del comercio digital, podemos
encontrar al comercio social/social commerce, un ámbito que hace referencia a las actividades e
interacciones de un usuario dentro del mercado digital. Es difícil establecer una frontera que marque
claramente el terreno de este ámbito, pero lo que sí está claro, es la importancia del mismo, ya que juega
un papel fundamental para que el comercio electrónico tenga éxito.
La razón que considero que
engloba el concepto y justifica su pertinencia e importancia es simple y llana: los seres humanos
somos seres sociales. Por ello, en cada actividad, tarea, compra… en la que una empresa tenga en
consideración este ámbito estaremos asegurando parte del objetivo.
Y es también de relevancia que la compañía del comercio introduzca el elemento social, es decir,
acompañe al usuario durante todo el proceso de compra: antes, durante, y después.
¿Por qué? Porque
antes de iniciar la compra, puede “invitarse” al consumidor a visitar nuestra página, a informarse sobre
nuestro producto… mediante la introducción de estímulos en diferentes plataformas sociales, pudiendo
citar la subida de vídeos a Youtube.
Durante, para terminar de convencer al usuario, mediante la puesta en
escena de detalladas informaciones sobre el producto u ofertas irrechazables.
Después, en la medida en la
que un usuario, hoy en día, como prosumidor que es, siente la necesidad de compartir su experiencia con
un producto.
El comercio social también implica tener una presencia activa y cuidada en Redes Sociales. Es difícil
determinar el valor y las ganancias de esta presencia, pero con ella aumentaremos nuestro tráfico ganado,
que tiene un impacto muy fuerte sobre la cantidad de ventas. ¿Cómo? Se repite la idea: somos seres
sociales. Estudios revelan que la interacción social en plataformas
virtuales aumenta la venta de productos, y, consecuentemente, las ganancias.
Debido a la importancia que juegan entornos socio-virtuales, se hace muy importante que estas
plataformas, así como los productos a vender, se encuentren muy cuidados, ya que esto podrá
fortalecer o debilitar el proceso de compra. Si nos sentimos cuidados, atendidos, y conformes con el
espacio virtual en el que compramos, estaremos más animados para comprar.
Además, si sumamos las Redes Sociales y estos espacios, podremos obtener importantísimas informaciones,
como conocer los gustos, necesidades e intereses de nuestro público objetivo, para, en base a ellas desarrollar espacios virtuales a la altura de nuestro target.
¿Por qué compramos un producto o
contratamos un servicio? Porque tenemos una necesidad. Y es ahí otro de los grandes potenciales del
comercio social, porque las plataformas virtuales pueden tomar un protagonismo clave influenciando
en las necesidades (previamente detectadas) de los usuarios que visitan nuestro comercio
electrónico.
A esto, hay que añadir el poder que
han cogido los recientemente nacidos y bautizados influencers/líderes de opinión. Estos líderes de
opinión se alojan en diferentes plataformas sociales, pudiendo citar en especial, redes sociales como
Facebook o Instagram. ¿Cuál es la utilidad del comercio social en este ámbito? Estar en los espacios en los
que están los líderes de opinión, para recoger información útil e incrementar la probabilidad de tomar
buenas decisiones. En concreto, los espacios virtuales y productos que estén relacionados directamente, de
forma positiva, con líderes de opinión tendrán mucho terreno ganado. Y volviendo a hacer hincapié en
el argumento principal, a los seres humanos, nos gusta socializar, nos gusta comunicar.
Y además de comunicar y socializar, también nos gusta compartir, verbo y acción que explota otra de las
grandes cualidades del comercio social. Y es que los espacios virtuales que tienen un componente y
vinculo social alto representan plataformas ideales para comprar regalos y envíos sorpresa.
Finalmente, compramos el producto. ¿Y después, qué?
Pues se trata de un momento dentro del proceso del comercio social que ni mucho menos hay que
menospreciar. Los consumidores suelen comparar la experiencia de uso de un producto con respecto a las
expectativas que tenían, dentro del proceso de post-compra, por lo que es vital cuidar este aspecto.
Existen muchas plataformas para publicar la experiencia real con un producto después de comprarlo: reviews,
webs, Twitter, blogs, Facebook, o simplemente recomendaciones a un amigo... es decir, compartir tu opinión
para ayudar a alguien en un futuro. Se vuelve, una vez más, a acentuar la importancia en el valor social.
Centrándonos en la materia económica, otra de las grandes fortalezas que tiene el comercio social es la
flexibilidad en el pago. A día de hoy, se le ofrecen a los usuarios multitud de formatos con los que poder
pagar sus compras, y, además, dentro de entornos y/o transacciones seguras.
¡Todo son ventajas!
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