Utiliza las redes sociales, ¡pero disfruta el momento!
Me encontraba el otro día en un concierto de Fito y
Fitipaldis (buen grupo en directo, por cierto), con la suerte de poder
disfrutarlo en primera fila, únicamente teniendo dos personas entre el
escenario y yo. Al no ser un fanático de esta banda, pude centrar mi atención
en algún aspecto más allá de disfrutar de Fito y sus músicos. Entre la algarabía
y el disfrute del momento, pude prestar mi atención sobre una chica, que se
encontraba delante, a la cual no le separaba del cantante nada más que la valla
protectora y un segurata de dos metros de altura.
Mi desconcierto vino tras ver su comportamiento durante el
concierto: en pocas canciones de las más de las 20 tocadas por el grupo, apenas
bailó, cantó y disfruto de 2 o 3; pero, sin embargo, su comportamiento cambiaba
radicalmente cuando cogía su teléfono inteligente y comenzaba a emitir en
directo vía Instagram.
Cuando su móvil se encontraba a buen guardado, se apoyaba
sobre la valla como si el concierto se le hiciese interminable. Sin embargo,
cuando su móvil iniciaba la emisión en directo, se preocupaba enormemente por
mostrar a sus amigos y conocidos lo bien que lo estaba pasando en el concierto,
lo bien que se sabía las canciones de Fito y lo mucho que bailaba.
Este comportamiento hizo que me preguntara lo siguiente:
¿para qué narices queremos las redes sociales? ¿Vamos a determinado tipo de
eventos únicamente para mostrar a los demás lo amena y entretenida que es
nuestra vida? ¿Nos preocupamos más por enseñar lo bien que lo pasamos, que
disfrutar del concierto (en este caso)?
Por mi formación profesional y pensamiento personal,
defenderé a capa y espada estas maravillosas herramientas, pero ¿realmente
estamos dándoles un uso racional? ¿se ha desvirtuado su conceptualización? Tristemente
considero que sí.
Desde un uso personal, entiendo las redes sociales como
útiles herramientas que te permiten, entre multitud de cosas: comunicarte con
la tía Canilda, compartir tus gustos musicales, mostrar donde has estado… etc.;
la cuestión es que un gran número de usuarios ha pasado de tener las redes
sociales como un medio, a tenerlas como un fin. Se ha pasado de compartir algo
mientras estamos de vacaciones o vamos a un concierto, a ir a ese concierto o
de vacaciones para poder compartir fotos y mostrar lo felices que somos.
Estamos empezando a confundir gravemente la utilidad de las
redes sociales, ya que, como digo, son un medio a través del cual compartir
vivencias y comunicarte, no un fin que encabeza nuestra forma de vivir y de
pensar.
¿La solución?
Educar, desde la escuela, en la base. Entiendo
la escuela como una institución cuya misión es servir a la sociedad; formar
seres sociales capaces de vivir en ella en armonía y con pensamiento crítico
(jajaja). Las redes sociales son ya una parte más de nuestra vida, la vida
virtual, que sí, tiene mucha importancia, y por ello, ha de estar presente en
la escuela, para captarlas como herramientas útiles a las que acudir, y no
captarlas como fin único de nuestra existencia.
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